Cómo mejorar la inclusión de los discapacitados en nuestra sociedad
Ahora que me encuentro retirada, tengo el tiempo para analizar cómo el sistema laboral estadounidense está mal construido al no fomentar las aptitudes que los discapacitados pueden contribuir al desarrollo del país. Es difícil de creer, pero con todas las facilidades que se les dan a los lisiados para trabajar en los Estados Unidos solo el 1% trabaja. Muchos lisiados no lo hacen, porque al pasar a ser empleados el gobierno les quita todos los beneficios que una vez se le fueron otorgados al ser estudiantes: seguro médico, movilización, todos los gastos personales, vivienda y educación gratuita, entre otros.
Esto permite que cualquier lisiado pueda vivir tranquilo y seguro, pero sin lujos como viajes, comodidades o pequeños placeres que uno quiera darse. Si las personas con discapacidad decidieran entrar a trabajar, recibirían un sueldo, pero lamentablemente este no siempre va a ser suficiente para costear los distintos gastos que hay que desembolsar cuando se tiene una limitación física. Como por ejemplo: seguro médico; costos de los implementos necesarios para suplir la condición física; seguro de discapacidad, esto significa que cuando uno se enferma y la persona ya no puede trabajar ellos deberían cubrir los ingresos que no se están percibiendo; seguro de cuidados a largo plazo, el cual es necesario cuando uno ya está retirado y es inevitable pagar los cuidados y materiales necesarios cuando se está enfermo.
Uno de los propósitos que me inspiraron a escribir este libro es la obligación que siento por defender y promover los derechos de los lisiados, no solo acá en Estados Unidos o en Chile, sino a nivel mundial.
Las leyes son escritas para buscar el bien común de todos sus ciudadanos, pero lamentablemente no se han dado cuenta del mal que se está provocando al no fomentar que los lisiados sean parte de la productividad. Cuando eres estudiante discapacitado en este país te entregan todos los beneficios necesarios para vivir tranquilamente, pero una vez que entras a trabajar te los quitan todos, produciendo un desinterés por parte de los discapacitados para ocuparse profesionalmente. Esto ha motivado que los lisiados se mantengan eternamente como estudiantes, en vez de aprovechar sus capacidades y ser un beneficio para la sociedad. Ojalá el gobierno pueda cambiar su manera de ver a los lisiados para cambiar las añosas leyes, sobre todo en estos tiempos de crisis. Estas leyes han desprestigiado la imagen que se tiene de los lisiados, pues la sociedad los considera un gasto en vez de un beneficio o un aporte a la producción de la nación. Y es la verdad, pues se les paga todo y no producen nada, solo el 1% aporta al desarrollo del país.
Es muy triste tener que decir que de todas las personas que sufren de alguna dificultad física tan solo unos pocos quieran trabajar. Me siento orgullosa de haber sido parte de ese 1%, aunque a la vez siento indignación por todos aquellos empresarios que no dan las oportunidades necesarias para demostrar todo lo que podemos hacer.
Los empresarios y los políticos aún no se dan cuenta de que mientras más responsabilidad se les da a la gente con limitaciones físicas, entregándoles la ayuda necesaria para ser independientes, menos impuestos tendrían que ser destinados a su mantención. Si ese 1% se transformara en un 10% o en un 50% en fuerza laboral, se gastaría mucho menos en la manutención de todos aquellos discapacitados que prefieren no trabajar y que son una carga para el gobierno y los contribuyentes.
Muchos lisiados no buscan trabajo, porque no les alcanza su sueldo para solventar sus necesidades por los gastos extras que implica el ser discapacitado. Quiero aclarar que gran parte de las personas con dificultades físicas, no trabajan no porque no quieren, sino que no les conviene económicamente hacerlo, por lo tanto, lo evitan y siguen estudiando.
Otra de las causas por la cual muchos discapacitados no quieren trabajar es para evitarse los problemas de discriminación, acoso y humillación que comúnmente se sufre dentro de las empresas. Estas causas pueden ser una de las razones de por qué muchos lisiados renuncian a sus deseos de ser útiles para la sociedad.
En los tiempos en los que yo trabajaba, anhelaba con que se aprobaran leyes que nos protegieran en un tema que es crucial para nosotros, la salud. Cuando una persona tiene una limitación física no existe en el mercado seguros médicos económicos y lo peor es que se nos nieguen los seguros por padecer una «condición preexistente». Afortunadamente, no me tocó lidiar con esos problemas, porque trabajaba para una organización de salud y ellos me proporcionaban el seguro de salud como parte de los beneficios de la empresa. Sin embargo, mis veintiocho años como empleada de una compañía no me sirvieron de nada cuando quise adquirir un seguro de discapacidad o de cuidados a largo plazo. Afortunadamente, la generación de hoy va a poder asegurarse sin problemas, porque se aprobó la ley que elimina las condiciones preexistentes en todas las compañías de seguro médico de Estados Unidos.
Si nunca hubiese trabajado, en este momento estaría viviendo amparada por el seguro de salud que entrega el gobierno, sin tener que preocuparme de nada. Pero como trabajé, ahorré mi dinero y no me permitieron adquirir el seguro de discapacidad, ahora me lo tengo que gastar todo para obtener la ayuda diaria que necesito por mi condición física, con el temor de que llegue un día en que en mi cuenta ya no quede ni un solo dólar. Tal vez en ese momento tendré que recurrir al gobierno para que me ayude con mi manutención, algo ilógico porque eso debería ser responsabilidad mía.
Nadie se ha preocupado de nuestros derechos y creo que el gobierno de los Estados Unidos jamás pensó que nos convertiría en víctimas de su propia negligencia. Es necesario crear un tipo de seguro médico que esté al alcance de las personas discapacitadas, de manera que jamás tengamos que depender de la asistencia pública.
La incertidumbre económica que hemos sufrido durante estos últimos años, ha repercutido mayormente en el desempleo global, afectando indudablemente la distribución del gasto público. En consecuencia, para combatir esta crisis el gobierno rebaja los presupuestos en todas las áreas, afectando de forma directa o indirectamente a los lisiados del país. Lamentablemente, ya no será solo el 99% de los discapacitados que recibirá la manutención por parte del gobierno, sino que será el 100%. Serán mantenidos por las instituciones de asistencia social, siempre y cuando el gobierno pueda contar con el dinero necesario para mantener a toda la población discapacitada que no cuenta con recursos económicos que les permita sobrevivir.
Mi llamado es a que el gobierno promueva leyes que busquen apoyar a aquellos lisiados que optaron por trabajar, dándoles ayuda económica si es necesario o beneficios de salud de acuerdo a sus ingresos. Todavía hay tiempo para que el gobierno, el congreso y todas las instituciones públicas al servicio de la comunidad tomen cartas en el asunto y se unan para ayudar a todos sus ciudadanos, incluyendo a los discapacitados.